Thursday, October 19, 2006

Opus 12. Mi dulce prisión. Pizzicato en do menor

Hoy os voy a llevar a conocer uno de los sitios más secretos y a la vez menos interesantes de Pittsburgh. Los laboratorios del Newell-Simon Hall. Interesantes sí que son, pero a nivel humano o turístico, se me ocurren infinitos sitios más interesantes, como por ejemplo, cualquier trozo de acera donde haya luz solar directa o indirecta. Esta falta de luz lo hace un sitio casi gemelo de aquel célebre lugar de recreo, Alcatraz. La única diferencia es que a la CMU no le rodea el mar.

Esta foto se corresponde con la entrada del Newell-Simon Hall. Os preguntaréis porqué se llama así. Se debe a dos profesores de la CMU, que ya dejaron de respirar hace tiempo, y que son el Profesor Herbert A. Simon, premio Nobel de economía(a pesar de ser un hacha en otros campos), y el Profesor Allen Newell, siendo ambos padres de la inteligencia artificial, y la psicología cognitiva. O sea, que eran unos cracks. De hecho, McGyver era un payaso a su lado.

Si te deslizas en su interior, puedes encontrarte a un robot que te dice cosas cuando pasas a su lado, y que se llama Marion "Tank" Lefleur. Ignoramos el porqué el nombre femenino, cuando tiene una voz de robot-camionero que tira pa trás.
Marion es la de la pantalla, no el señor de barba. Podéis ver también la americana costumbre de ponerle una banderita de los US a todo lo que es susceptible de dejarse ponerla. Y el día que inventen algo para que puedas ponerle sonido continuo a las cosas, no os preocupéis que le pondrán a todo el "Star spangled banner". OOOh say caan youuu seeeeeeeeeeeee....

Si continúas, te encontrarás con los ascensores carnicería, que están revestidos de planchas de acero inoxidable, y parecen una nevera. Una vez que llegas a la planta A, llegas a unos pasillos sin fin, revestidos de moqueta, pero de estilo bonito, no modelo piel de oso pardo como la de nuestra casa.
Además tiene posters de papers y estudios publicados, para que te vayas sintiendo más merluzo cuanto más caminas por los pasillos, de modo que vas rápidamente a tu laboratorio para olvidar que todos tienen más publicaciones que tú, y que aún encima, les pagan. Y la mayoría tiene bus gratis.

Pero la cosa se pone emocionante cuando llegas a tu laboratorio, donde encuentras tu cómodo puesto de trabajo, y tus queridos compañeros. Eso es nivel, Maribel. Además el no tener un escritorio propio, o un sitio tranquilo, ayuda a que te integres en el siempre desierto laboratorio. Fomenta el compañerismo con Roberto, con el cual vivo y conozco desde hace dos años. Eso es integrarse en la sociedad americana.



Otro aspecto maravilloso es el orden que impera, donde tienen consideración hacia uno, y me ponen cajas y demás porquería en el sitio donde a veces se me ocurre ir a trabajar, en vez de hacerlo plácidamente en casa. También podéis observar las bonitas ventanas que nos brindan unas vistas incomparables. Efectivamente, NO hay ventanas. Esto tiene una ventaja, y es que así no puedes lanzarte al vacío por una de ellas, ni envidiar a los demás mortales que pueden ver la luz del sol. Es el síndrome del vampiro feliz, ya que aquí en otoño invierno, cuando sales de casa es aún de noche, y cuando vuelves a casa, ya es de noche, haciendo de la CMU un sitio adecuado para trabajar a Blade, a Drácula, y a Pocholo Martínez Bordiú.




Ya por último, podéis ver mi esquina, que más que nada es desván donde poner toda la porquería. Fijaos en lo bonito que hacen esas ventanas ahí. Además, los ordenadores que están ahí, son más viejos que andar a pie, y hacen un ruido considerable, y como esto es América, no los apagan nunca. Repito nunca. Aquí se tiene todo encendido siempre. Para qué molestarse en apagarlo o ahorrar energía. Es el principio del japonés Yakepago Lokieroe Ncendido. Y como diría un señor ya felizmente jubilado, "Y punto, querido amigo". Y eso que se ve, no es una tele. Es un monitor pretérito, que dudo que se vuelva a usar algún día. Pero ahí sigue, contra viento y marea, con diez cañones por banda, y polvo a mares. Es lo que se llamaba canción del pirata, y que he adaptado como:

Canción del esclavo (de la CMU)
Con diez papers por banda,
y un ordenata por bandera
no ven el mundo de fuera
los que trabajan aquí.
Proyecto curioso que llaman
red neuronal aplicada
sin que nadie ni nada
le pueda dar fin.

RLH Cantares gallegos. Rosalía de Castro. Es en gallego, pero merece la pena aunque no conozcáis el idioma.
RCH A night at the opera. 1935. Una noche en la ópera. Marx brothers
RMH Roy Orbison - You got it

Besos variados, de todos los colores, sabores y formas. Para los chicos lo dejaremos en un sincero abrazo.

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