Wednesday, September 27, 2006

Lo que el Sr. Burns siempre quiso saber y nunca se atrevió a preguntar

Lo he conseguido. Sé que no me creeréis, pero lo he conseguido. Gracias a unas indicaciones de alguno de los que fueron al viaje (lamento no recordarlo), he conseguido galletas María. No son Fontaneda, pero son María. Son de la marca Goya (que tiene una rima muy mala). En la foto tenéis la prueba. Decía que no me acuerdo quién me lo dijo, y es que empiezo a sufrir el síndrome del "Abuelo cebolleta", ya que confundo quién me dice las cosas, del mismo modo que no me acuerdo a quién se las digo. Amigos míos, los años no perdonan, y es que uno ya peina canas, y colecciona años.

Pero ya en otro orden de cosas, hoy hemos realizado otra expedición al corazón del gusto americano y hemos ido a ver a los Pittsburgh Pirates, jugando contra los Houston Astros, en un partido de baseball.



El campo, llamado PNC Park (PNC es un banco, de dinero por supuesto, no de sardinas ni de sentarse) está en la orilla norte del Allegheny, pero al lado del downtown. Como podéis ver es una preciosidad.
Observad la hierba, que dan ganas de comérsela como si fueras una vaca de Central Lechera Asturiana. Y mira que luces, que te hace sentir culpable de las veces que te enfadas por la factura de Duquesne Light (el equivalente a Unión Fenosa, Endesa o Iberdrola).

En fin, un espectáculo de luz y de color, que hace que un tonto muy tonto como yo, aplauda y se emocione como si tuviera 3 años, totalmente enajenado del mundo que lo rodea. Y es que principalmente es eso, un espectáculo. Porque ya desde que empiezas, hay música, cantan el himno, fluye la comida y sobre todo la Coors Light (cerveza de aquí), la gente se rie, nadie grita ni insulta al rival (por lo menos no muy alto), se hacen fotos, y cuando se aburre se va a su casa tranquilamente. Además hay un pollo loco que baila y lanza camisetas, la gente hace el merluzo para que la saquen por el vídeomarcador (yo también lo intenté) y en general se pasa bien. Luego el partido te gusta más o menos, pero eso ya es otra historia. Y por último, pero no menos importante, las entradas tienen un precio muy razonable, ya que en "tribuna alta" (no se llamaba así pero para que os hagáis una idea) nos cobraron $17, pero había muchas por 9, 10, 13 y 20, lo que lo hace una alternativa a otros espectáculos como el cine, el teatro o la ópera, que son más caros y si no te gustan no puedes comerte un perrito o unos nachos, o dedicarte a bailar en el pasillo de butacas.

Lástima que lo que dan para comer no sean una empanada o una ración de pulpo, sino cosas realmente... curiosas. Otros pidieron un Hot dog sabiamente, sin caer en la trampa del Super dog, un hot dog con una salchicha (o frankfurt, como diría Javi) un pelín más grande que la otra, pero con un precio que doblaba al del Hot dog normal. Los demás pidieron o patatas, o nachos, entre los cuales me incluyo. Estos (los nachos, no los que salimos en la foto) vienen acompañados de queso fundido, cheddar concretamente, pero con la sorpresa, como los huevos Kinder. Ésta consiste en que el queso viene mezclado con algo que es picante. Además es un picante que al principio no se nota demasiado, pero que luego te deja el esófago ardiendo como si te hubieras tragado queroseno y acto seguido te metieras cerillas por la garganta alegremente.



En esta foto podemos ver la cara de Coro y Roberto al enterarse que al empatar al final del partido, iba a haber desempate y este duraría una hora más.

Sigo prometiendo un artículo sobre el Blandiblue para arrojar luz y verdad sobre el tema. Además, quiero agradecer a los que pierden un poquito de su tiempo visitando esta vuestra casa para ver a que dedica el tiempo el lechón ese gallego con patillas, cuando no está programando en Matlab, o peleándose con el mismísimo monstruo del Visual C++. Algún día os contaré la heroica batalla que libraron el Caballero Visual Basic, contra el maligno Visual C++ y mi advisor...quiero decir, su compinche el Doctor Maligno.

RLH (recomendación literaria de hoy): Pedro Páramo y el llano en llamas. Juan Rulfo.

Besos y no comáis nachos con queso picante antes de dormir.

1 comment:

Anonymous said...

Por lo que veo, las galletas María son universales. En Suecia las compré el primer día que entré en un supermercado. Aquí se llaman "Mariekex".

No te canses de escribir el blog, es muy divertido, seguro que dentro de unos años, cuando lo leas, recuerdas con nostalgia las aventuras vividas al otro lado del charco.