Monday, September 04, 2006

Diario 08-17 Pittsburgh, esa gran desconocida


Ya de mañana nos cogimos un taxi, para ir a nuestra cita con lobos management, que son la inmobiliaria de nuestro actual apartamento.

Sobre este aspecto hay importantes discrepancias entre los más afamados expertos. La rama más influeciada por las vanguardias europeas de principio de siglo se decanta por la denominación de nuestro denominado apartamento como "antro", llegando incluso a catalogarlo de "chabolo de mierda". La otra rama, de conocido gusto por el minimalismo, opta por un mucho más comedido "covachuela", aunque siempre existen elementos marginales de ambas corrientes, que tachan a nuestra casa como "habitáculo deleznable" y directamente como "os habría sido mejor vivir debajo de un puente".

Esa es otra, aquí otra cosa no, pero puentes hay para llenar tres carros. Los hay bonitos, de colores,... En la foto tenéis el Fort Pitt Bridge, visto desde el bus en la orilla sur.

Pero sin desviarnos, fuimos a la inmobiliaria, y con sólo ver tres apartamentos, ya nos decidimos por el primero que habíamos visto. Está en Melwood Ave, calle que no conoce nadie, hasta el punto que el día que nos mudamos desde el hotel, la de recepción nos dijo que tiraramos por Fifth (quinta avenida y muy importante para el que no lo sepa) hasta que cortáramos con Melwood.

Y allá fuimos nosotros, con dos maletas cada uno que parecía aquello la operación paso del estrecho, pero sin coche. Y pasamos por la Cathedral of Learning, oh que bonito. Pasamos por el Mellon Institute, oh que bonito. Pero ya hechos polvo y murmurando por la bajo horribles maldiciones, a la altura de Fifth con S Aiken, ya nos mosqueamos y le preguntamos a un policía, y rosquilla y café en mano dijo:

-Buuuf, that´s so far from here.

Ahí ya maldecíamos sin ningún rubor a grito pelado. Así que nos dimos la vuelta, y tras otro buen paseo callejeando encontramos lo que algunos llaman casa, y nosotros llamamos lo que rodea y cubre la moqueta.

Por que la moqueta que tenemos en casa es para verla. Como hubo un lapso de dos días entre que fuimos a vivir al apartamento y que nos trajeran las camas, tocó, si señoras y señoros, damas y damos, dormir en la moqueta.

Fue en ese momento cuando ya empezamos a sospechar que una de dos:

-O la moqueta el día menos pensado empieza a hablar (es decir, tiene vida propia).

-O tiene pobladores, cual remota colonia del Imperio de Felipe II.

No sabiendo cual de las dos es más preocupante, prefiero no decantarme por ninguna de las dos, de tal forma que salomónicamente opto por decirle de vez en cuando "Hay que ver que moqueta más linda que tengo" y otras veces dejo caer miguitas de pan y digo en voz alta "Huy que mala suerte, espero que alguien a quien le haga falta se coma eso".

Eso fue, hasta que contratamos el piso, pero a la hora de comer fuimos a contratar la luz, pero eso queda para el próximo post. Besos y abrazos.

1 comment:

Lalo said...

Hola Juanjo,

Veo que el tema de hacer blogs se está popularizando! Es bueno que vayas escribiendo todo lo que te pase, porque te dará para un libro :P

Espero que te veamos un poco más el pelo otro día, que estás dejando a Roberto solo de noche!

Bueno, un abrazo de parte de un catalán en Pittsburgh.

Alvaro.
http://lalocmu.blogspot.com