Wednesday, September 06, 2006

Diario 08-17 Part 2 A lo mejor me compro un Calippo

Este impresionante estadio es el Heinz field, el campo de los Pittsburgh Steelers, que como podéis ver está al lado del río, aunque realmente está al lado de tres ríos, pues está justo en la desembocadura de los ríos Allegheny y Monongahela, formando al juntarse, el río Ohio. Los Steelers son los actuales campeones de la Superbowl (football o fútbol americano), por lo que mi esperanza de presenciar un partido, es básicamente tan fácil como que la Universidad de Valladolid me suba la beca.

Dice la leyenda, que la construcción de este estadio se produjo por la intervención de uno de los magnates de la industria conservera gallega, el señor Sinpelo, que harto de no saber qué hacer con la piel de atún, logró producir energía eléctrica a partir de ésta, y con la pasta que se sacó, logró adiestrar a monos babuínos para procesar el producto en las plantas conserveras. Éste hecho, aparentemente trivial, fue el detonante de las famosas huelgas atuneras, que tan trágicas consecuencias tuvieron, como todos nosotros sabemos. Los babuínos, hartos de procesar el atún, y bajo lemas como, "Entre el atún y buda elijo a la más tetuda" o aquel célebre "Sinpelo y babosa son la misma cosa". Aunque el eslogan que pasó a la historia fue el "A por ellos oé", que recientemente ha sido adoptado por los aficionados al fútbol y otros deportes variados.

Decíamos pues, que en esa huelga, las reivindicaciones de los babuínos se reducían al acceso a carreras universitarias, un seguro médico digno, y poder disfrutar de un platanito en los descansos de la producción, de vez en cuando. Y dado que el señor Sinpelo no accedió a sus peticiones, todos los babuínos, excepto uno que era del Celta de Vigo y pasaba de todo, abandonaron tierras gallegas para empezar una nueva vida más allá del océano (una historia nada original entre los gallegos, y que por cierto yo, de momento, estoy continuando jejeje).

Fue allá por los años 60 cuando estos babuínos encontraron un hogar en un lugar llamado Pittsburgh, que hicieron suyo, y entre otras cosas, hicieron posible la construcción del estadio Heinz Field.

La desaparición de los babuínos de Pittsburgh es algo que nadie se explica. Algunas teorías apuntan a que buscaron un lugar más cerca del mar que les permitiera un suministro constante de bananas, aunque otros apuntan a que quizá fue el desarrollo de los altos hornos lo que motivó que la abundancia de acero, odiada por los babuínos, provocara el éxodo de los mismo. Existen algunas otras teorías descabelladas, como aquella que dice que el frío (permitidme una carcajada) provocó que los babuínos dijeran hasta luego lucas, ya que como dicen los que defienden esas tesis, aquí hace más frío que en el entierro de un pingüino.

En esta imagen, aparecen los denominados "vallisoletanos", aunque ninguno de los dos es de allí. Como ya sabéis, el de la izquierda es Roberto, y el lechón de la derecha es Juanjo, Xoanxo, Juan, "Huan", o como queráis llamarme. Para los que os ha gustado la foto de nuestro abogado favorito Edgar Snyder, ahí tenéis el equivalente simpsoniano, el abogado Lionel Hutz.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/6/6b/Mughutz.gif

En esa foto íbamos de excursión al Waterfront, área comercial para el que no lo sepa situada en la orilla sur del río Monongahela, de dimensiones absolutamente increíbles para un ignorante como yo. Fue el día en que a Roberto le hicieron el timo de la estampita.

El caso es que fuimos a comprar un portátil para cada uno. Y después de mucho mirar, en Best Buy, encontramos una tienda llamada Office Depot, donde nos ofrecían una rebaja de 150$ por mail-in rebate.

Amigas y amigos, qué demonios es eso del mail-in rebate, os preguntaréis. Pues otro día os lo cuento. El caso es que dijimos, Oh ésta es la nuestra, y le dijimos dos please. Y el tío dijo, sólo queda one on a box, the other one is from the expositor, por lo que si lo lleváis os hago un diez por ciente de rebaja.

Pónganos dos de exposición, dijimos. Pero sólo tenía uno.

Cuál fue nustra sorpresa al llegar a casa cuando Roberto lo enciende y este hace un sonido como tucutú tucutú tucutú y está más muerto que Cleopatra y Marco Antonio. Entonces fue cuando gritamos traición, traición, ahora que me doy cuenta, en la tienda estaba apagado, y fuimos tan merluzos que no le pedimos que nos lo encendiera. Así que, la próxima vez que os hagan una oferta muy grande, sospechad. Como dice el refrán, no por mucho madrugar el árbol cobija a la ardilla de Shadyside. Besos y abrazos.

1 comment:

Anonymous said...

La historia de los babuínos está muy completa, pero falta el final de la historia del portátil del Rober.