Tuesday, January 02, 2007

Valencia, o como ver las flores brillando

Feliz Año a todos los navegantes de este oceáno de millones de puertos e islas que es Internet. Ayer vi una pinícula, Apocalypto, que me dejó el estómago incómodo tanto en el sentido literal, como en el figurado. A parte de la excesiva recreación en las bestiadas, que dejan a Steven Seagal y Van Damme como abuelitas sonrientes del club de la buena samaritana, el tema es controvertido pero real, y peor fue lo que hizo por allá Cortés y sus colegas. No os quiero reventar la peli, pero va de aztecas o mayas (no se sabe), justo antes de la llegada de los españoles. Menos mal que hubo gente que hizo cosas decentes, aunque tampoco muchos. Y resultado de esos siglos de amor, odio y otras muchas cosas, pues ahora tenemos hermanos en toda América. Y vaya hermanos. Qué países más bonitos e interesantes. Algo que siempre quise hacer es visitar Argentina y México.

Nunca he estado por allí, pero entre las canciones de Sabina, Les Luthiers, Vicente Fernández, Carlos Gardel, Calamaro y otros muchos, pues me tienen conquistado el corazón. Y aún encima vienes a Pittsburgh y conoces a los Juanes mexicanos, o sea, mi tocayo, que a parte de artista del espacio, toca y canta de película, y mi President Juancho de Mexicali, y qué queréis que os diga. Pues uno se siente en casa.

Pero cambiando a temas menos formales, ahora queda lo mejor, y que los amigos estadounidenses no tienen. Los Reyes Magos. Y hoy quiero hacer un alegato de defensa hacia sus majestades, que a pesar de todo, ahí siguen dos mil siete años después dándolo todo cada 6 de enero.

Pruebas de qué los reyes magos son mejores que Santa Claus:

1-Santa Claus es tonto. Esta afirmación, que no necesita ser comentada por obvia, nace de la naturaleza misma del personaje. Analicemos el entorno. Santa Claus tiene ayudantes, elfos, y 5000 asistentes personales, asesores, abogados y demás sanguijuelas que le chupan el dinero.

Los reyes magos, por el contrario, solo necesitan un paje por si acaso (pero no se tiene constancia de que hayan hecho nada salvo llevar las riendas del camello en los 2007 años). Y el cartero real, para salvar las apariencias, y no se vean sus majestades envueltas en el tema postal, que parece que no, pero quita mucho tiempo.

2-Santa Claus no se lava. Esto, que ya se encuentra dentro del terreno de las especulaciones, es peligroso de por sí, sabiendo que comparte viaje en un trineo que está bastante recogido, y por lo tanto, y dado el efecto aerodinámico, no se ventila suficientemente. Siendo dicho efecto terrible, añadámosle que va con nueve renos, que a pesar de ser muy bonitos, no se tiene constancia que hayan sido reconocidos por un veterinario.

Los Reyes Magos, con sus vestimentas pulcras e inmaculadas, vienen perfumados de las más maravillosas esencias que ya desde el principio de los tiempos se elaboran en sus territorios de origen. Recordemos que uno de los regalos que llevan es incienso.

Otro dato importante es que vienen en camellos, animales limpios y fieles, que aún encima tienen reservas de agua para no tener que consumirla en el viaje, dejando la que se encuentren por el camino para la higiene personal de sus majestades. Y son cuidados por veterinarios durante todo el año, con gran cariño y dedicación.

3-Santa Claus es un advenedizo y un oportunista. Dicho sujeto sólo realiza el reparto (porque para él es sólo eso, un reparto, ajeno como es a la ilusión y el amor) desde hace apenas dos siglos como mucho, ya que se aprovechó de la fama y el trabajo que hasta entonces realizaban otros sujetos respetables como San Nicolás o Papá Noel. Usurpando su personalidad y fama, fue haciéndose el dueño del asunto hasta el día de hoy.

Los Reyes Magos llevan haciendo su honorable trabajo desde hace 2007 años, marcando una tradición que ni la familia Ruiz Mateos. Inalterado a lo largo de los años, por su calidad y buen hacer, es la ilusión de los niños y no tan niños.

4-Santa Claus le da al levantamiento de vidrio. Varias reuniones de alcólicos anónimos, con la hoja de asistencia con las siglas S.C., confirman las aficiones oscuras y vergonzosas del colega, siendo como es ejemplo de juventud en todo el mundo.

Los Reyes Magos, a parte de ir a hacer ejercicio todos los días (son socios del gimnasio desde hace 2007 años y ya tienen el carné gold), sólo beben cosas exquisitas y cuando la ocasión lo requiere. Típico caso. Los niños dejan una copita de cognac la noche de Reyes, y sus majestades, que son muy educadas, mojan los labios, porque si no acabarían con una castaña bastante importante. Y si no lo beben los pajes o los camellos, para quitar el frío de la noche. Pero siempre si el cognac es bueno. Si es peleón, sus majestades se limitan a mojar los labios, pero los regalos para los padres suelen limitarse a calcetines y pañuelos para ellos, y colonia y pendientes para ellas. Que Jesucristo dijo hermanos, pero nunca dijo primos.

Otra ocasión en la que beben es cuando sus amigos de Valladolid les llevan unas botellitas de Ribera del Duero.

5-Santa Claus está vacío de sentimientos. Cuando los niños, sobre todo españoles, le piden algo a Santa Claus, es por puro interés, para disfrutar de los regalos antes, para tener el doble de regalos, para que les consiga bienes materiales, a ser posible inmuebles. Y él, ni corto ni perezoso, se limita a cumplir el trámite en su bien engrasada y eficiente fábrica de juguetes, construyendo (aún encima bajo pedido), distribuyendo y cobrando su trabajo.

Los Reyes Magos, por el contrario, ejercen a la vez de benefactores materiales y receptores de los buenos deseos de los niños. Quién de vosotros no ha empezado su carta a los reyes magos con el típico:

Queridos reyes magos,
Os escribo esperando os encontréis bien, y con la esperanza de que Melchor vaya mejor de lo suyo. Por otra parte, quería pediros una cosa. Lo primero paz en el mundo en general, y que todas las personas encuentren la felicidad. Y luego la Barbie esquiadora, la Play, la mansión de pin y pon, el....

Paz en el mundo. Qué nobles deseos, qué pureza de corazón, qué le pasará a Melchor? No era nada, solo que ese año lo habían operado de un bultito, que no era nada, pero hay que cuidarse, que ya no son niños.

Y sus majestades tienen que ir a los comercios a buscar los regalos, que la gente aún encima les pide a última hora, y hacer malabarismos para encontrar las cosas, o buscar sustitutos a las mismas. Pero allá van, con paciencia y dedicación, que parecen palilleiras de Camariñas.


Podría seguir, pero creo que la condición maligna del gordito de la boina roja queda francamente demostrada. Así que este 5 de enero, en vez de poner un sucio calcetín, cepillad vuestros zapatos con esmero y respeto, y ponedlos debajo del árbol, nacimiento, o donde queráis (porque los reyes los encontrarán dejéis donde los dejéis). Porque tres señores que llevan 2007 años repartiendo ilusión y cariño (y no el calvo de navidad, que es un vendedor de humo, porque a mí nunca me toca nada) van a visitar vuetros hogares. Hagámonos dignos de tal honor.

Feliz año y portaos bien, que nunca si sabe si al final aparecerá carbón.