Tuesday, December 26, 2006

Pinta el cielo de azul

Pasar las Navidades sólo cual guardián de las puertas secretas de la Ciudad Prohibida, tiene sus cosas buenas. No demasiadas, pero las tiene. A pesar del retraso, ya he recibido el último libro del Capitán Alatriste, y desde hoy estoy surcando las aguas de ese mar que no conozco, el Mediterráneo, junto a Íñigo Balboa, el Capitán y otros personajes que no desvelaré para no reventarle la historia al que lo vaya a leer. Pasajes de la historia de mis amigos del siglo XVII, que me acompañan en esta Navidad. Y junto a la música de ese artista llamado Carlos Núñez, que me hacen sentirme en ese pedazo del mundo llamado Hispania por los romanos. Sueño con los ojos abiertos, paseando por mi Pucela, subiendo por el Paseo de Zorrilla hasta la calle Santiago, callejeando por las estrechas que recuerdan a ese Siglo de Oro, hasta llegar a mi San Pablo, y bajar por las Angustias hasta la Antigua y la Catedral. ¿Os he dicho alguna vez que amo a Valladolid?

Y Sevilla. Como dijo el colega Bosé, el corazón que a Triana va, nunca volverá. Y es cierto. Y Bilbao, la primera ciudad fuera de Galicia que conocí. Sobria, elegante, pero con gente acogedora. Y Palencia, ciudad encantadora. Y Madrid, que cada vez que voy me gusta más. Y tantas otras ciudades y pueblos. Mi Ferrol, donde dije Hola, buenas a este mundo.

Aunque la verdad es que lo que a mi me hubiese gustado es nacer en el seno de una familia de cerdos patanegra. Todo el día metido en el un charco de barro, comiendo, con los ojos por fuera del agua, revolcándome y sin más preocupación que saber lo rico que voy a estar cuando salga de allí. Dicho en otras palabras, como Shrek que al final no es rico, pero se casa con una princesa.

Hoy estoy en una especie de estado mental hispánico, guardando el espíritu, las sensaciones, de todo lo que tiene que ver con lo que hay al otro lado del Atlántico. De mis catalanes, mis patanegras de todas las esquinas, mis asturianus. Pero sobre todo, de mi casa. Esa casa de irreductibles gallegos donde se come empanada y gambas, y se responden a las preguntas con otras preguntas. Tal como decía Laura, la piriodista más Fullbright del mundo, preguntas una dirección a algún gallego, y sin darte cuenta, acabas contando tu vida, desde el aspecto existencial (quién eres, de donde eres, a donde vas), y transformas una necesidad superflua, banal y casi vacía (ir a un sitio) en una reflexión sobre la vida y el Universo.

Como hoy estoy bastante asín, os voy a recomendar una de las mejores canciones de la historia. Que la disfrutéis, y seguid disfrutando de los vuestros los que tenéis la suerte de estar cerca de ellos.

Etta James - At last

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